La blancura de los copos de nieve que caían a la puerta del Swiss Hotel, a las afueras de Zúrich, impactaban y resaltaban sobre el negro mate de los coches oficiales de la FIFA. Una doble fila de los lujosos vehículos ocupaba media calle con sus respectivos chóferes. Ni el lujo que sigue presidiendo el modus vivendid e los dirigentes del fútbol mundial, ni los privilegios de los que gozan acompañan ese aire reformista con el que se quiere barnizar la organización.
La FIFA está muy cuestionada por los desmanes que la descabezaron a raíz de los escándalos de corrupción que saltaron en mayo de 2015. Los cerca de 500 euros que recibe cada miembro de federación por el congreso no tendrán necesidad de justificarlos. Cada federación tiene derecho a que tres de sus reprentantes lo cobren. El dinero ha protagonizado la campaña electoral y también las horas previas a las elecciones.
En el Swiss se han instalado la mayoría de miembros de la UEFA y de la Conmebol. El lujoso Baur au Lac, el ya mítico hotel de las detenciones, también está ocupado por miembros del Comité Ejecutivo de FIFA, aunque algunos, afligidos por los recuerdos de los apresamientos, han preferido hospedarse en el lugar en el que ayer, durante todo el día y la noche, los cinco candidatos jugaron sus últimas bazas para tratar de conquistar a los 207 votantes.
Debían de ser 209, pero Indonesia y Kuwait no ejercerán su voto por estar sus presidentes inhabilitados. Los comicios son históricos porque se producen ocho meses después del Fifagate y de la salida del suizo Joseph Blatter de la organización tan solo cuatro días después de ser elegido. Hablar de regeneración debe hacerse con cuidado porque todos los candidatos pertenecen al sistema. Tres de ellos, el surafricano Tokyo Sexwall, el francés Jérôme Champagne y el príncipe jordano Ben Alí están descartados para el triunfo.
“Pura geopolítica”
Infantino, por su parte, calcula una horquilla entre 80 y 90 votos de salida. Mantiene sus esperanzas en que el voto de África no sea tan compacto como se dice y confía en que sus cinco vueltas al mundo le den más apoyos de los esperados en la Concacaf (Centroamérica y el Caribe) y en Oceanía. La posible división de la Conmebol le perjudica. Sabe que si hay una segunda vuelta y Salman le aventaja por mucho será traicionado. Brasil lideraba ese posible abandono de ese apoyo prometido y ratificado en los últimos meses, aunque a última hora sus dirigentes decidieron no romper el apoyo en bloque al suizo. Sin embargo, nadie se fía de nadie.
Infantino tiene el reconocimiento de la mayoría de los presidentes del fútbol mundial por ser el más capacitado de todos los candidatos para el cargo, pero puede que no sea suficiente. Su brillante trabajo de gestión y organización en UEFA le avalan, pero también anoche se empezaba a especular con una fuga de votos encabezada por Rusia y las repúblicas que la rodean. “Pura geopolítica, pero también el dinero tiene mucho que ver en las votaciones”, admite un federativo de FIFA. Una organización en la que los sobornos y los enriquecimientos groseros de muchos de sus dirigentes han desembocado en estas elecciones.