Durante el auge de su imperio, el narcotraficante Pablo Escobar compró cuatro hipopótamos de un zoológico en California (EE.UU.) para mantenerlos en el zoo privado en su finca cerca del municipio de Doradal (Colombia). Años después, el número de hipopótamos del narcotraficante se ha disparado hasta alcanzar al menos los 35, convirtiéndose en lo que se cree que es el mayor rebaño de hipopótamos silvestres fuera de África, según AFP.
Pese a que hasta el momento nadie ha sido atacado por estos animales conocidos por su temperamento agresivo, la población local se muestra preocupada por cómo los hipopótamos pueden cambiar el medio ambiente local. “Si se ponen agresivos, suponen un riesgo para la biodiversidad colombiana. Podrían desplazar a la fauna nativa”, afirmó David Echeverri López, biólogo de la corporación ambiental regional. “Es una especie invasora y muy resistente a todo. Son portadores de enfermedades que pueden matar el ganado. Ellos contaminan los cursos de agua en lugares donde defecan”, agrega.
Los vecinos del área, por su parte, han confirmado reiteradamente la presencia de estos animales en la zona. “Iba al entrenamiento de fútbol esta mañana sobre las 18.30 y había uno en el prado, frente a la escuela”, destaca Lina María Álvarez. “Vienen de la Hacienda Nápoles a lo largo del canal después del anochecer. Son como las mascotas de pueblo”, señala Diego Alejandro Rojas.
En respuesta a la amenaza, las autoridades locales ya han tomado medidas para intentar solucionar la situación: a cuatro de los hipopótamos machos se les ha aplicado una vasectomía para evitar que se reproduzcan. Además, existen planes para construir barreras en las rocas y los árboles para que los animales no avancen hacia los pueblos y ciudades cercanas.