sábado, noviembre 23, 2024

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La primera dama brasileña se estrena en un mundo político de hombres

Ella tiene 33 años. Él acaba de cumplir 76. Pero Marcela Temer, la nueva primera dama de Brasil, quiere ganarse su espacio en los medios de comunicación por méritos propios y no por la llamativa diferencia de edad respecto a Michel Temer. Si hasta ahora lo había acompañado en público desde una posición discreta, este miércoles invirtió los papeles con el presidente y asumió el protagonismo en su estreno como embajadora de programas sociales del Gobierno.

Pasadas las 10 de la mañana, Marcela y Michel bajaron juntos una de las emblemáticas rampas del Palacio de Planalto, sede del poder ejecutivo en Brasilia. Era precisamente la misma sala donde, unos meses antes, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva participó en su frustrada toma de posesión como ministro de Dilma Rousseff, antigua aliada y hoy enfrentada a Temer.

“Estoy feliz de colaborar con causas sociales”, confesó la primera dama en el lanzamiento de ‘Criança Feliz’ (o ‘Niño Feliz’), un programa destinado a ayudar a la población infantil más vulnerable. “Mi trabajo será voluntario, para sensibilizar y movilizar a sectores de la sociedad en torno a acciones que puedan garantizar una mejoría en la vida de las personas”, explicó en un discurso breve, de apenas tres minutos.

La iniciativa, coordinada por el Ministerio de Desarrollo Social, pretende alcanzar de aquí a 2018 el objetivo de atender a más de cuatro millones de niños de hasta tres años. Especialistas visitarán a familias necesitadas por todo el país para contribuir a la educación, higiene o vacunación de los pequeños, así como identificar a bebés en situaciones de riesgo o violencia. “Rodeados de cariño, tendrán más oportunidades en la escuela”, dijo la nueva embajadora.

Vuelve la tradición

Licenciada en Derecho y ex modelo que llegó a ser miss de su ciudad natal, Marcela Temer recupera así una tradición que se había interrumpido en los últimos tiempos. Las parejas de los presidentes en Brasil suelen dedicarse a impulsar iniciativas contra la pobreza y así ocurrió con Ruth, la mujer ya fallecida de Fernando Henrique Cardoso. Sin embargo, Marisa Letícia no tomó el relevo durante la era Lula y su sucesora, Dilma, está divorciada.

Con un vestido azul claro, Marcela destacaba sobre el tono oscuro de los trajes de la gran mayoría de ministros y parlamentarios que asistieron al acto. El abrumador predominio masculino en la política brasileña ha dado origen a intensos debates recientemente, en especial después de que Temer se hizo cargo de la Presidencia y sólo se acordó de hombres a la hora de elegir a sus ministros.

Otro ejemplo: en las elecciones locales del pasado domingo se renovaron más de 5.500 alcaldías en todo Brasil, pero sólo unos 600 municipios serán gobernados por mujeres. Poco más del 11%, un porcentaje similar al de diputadas (10%) y senadoras (13%) actualmente en ejercicio en el Congreso Nacional.

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