La Unión Europea del Fútbol (Uefa) tendrá una reunión extraordinaria de su Comité Ejecutivo para preparar los siguientes pasos tras la dimisión de su presidente Michel Platini, el miércoles en Basilea, unas horas antes de que se dispute en la ciudad la final de la Europa League entre Sevilla y Liverpool.
¿Quién entregará el trofeo de campeón en la Eurocopa-2016 el 10 de julio? ¿Cómo se prepara la sucesión de Platini al frente del máximo organismo del fútbol europeo? ¿Se recurrirá a un procedimiento de urgencia o se respetará una campaña electoral tradicional? Algunas de esas preguntas podrían empezar a obtener respuestas.
En aquel momento, el español Ángel María Villar, primer vicepresidente de la Uefa, anunció esa reunión extraordinaria para “tomar conocimiento de la decisión” del TAS. “Comunicaremos las próximas medidas que tomaremos”, explicó entonces, sin mayores precisiones.
El esperado fallo del TAS llegó seis días más tarde, el lunes 9 de mayo. Fue entonces cuando Platini supo que el TAS únicamente rebajaba su suspensión de seis a cuatro años. Pero no le absolvía, con lo que perdía su batalla de poder presidir la Eurocopa en su país y continuar al frente de la Uefa.
Baile de nombres
Platini presentó inmediatamente su dimisión y la Uefa precisó instantes después que no tenía pensado designar un presidente interino hasta la elección de su nuevo dirigente en un Congreso, en una fecha por determinar.
Villar es el encargado de tomar la palabra en las grandes citas como vicepresidente primero y el griego Theodore Theodoridis fue designado secretario general interino después de que Gianni Infantino tuviera que abandonar el cargo al ser elegido nuevo presidente de la Fifa.
El baile de nombres no ha tardado en hacer su aparición. La prensa española especula con la posibilidad de que Villar dé el paso y opte a la presidencia, mientras que también suenan el portugués Fernando Gomes y el holandés Michael Van Praag.
El origen del conflicto que ha provocado la caída de Platini es el pago de 1,8 millones de euros que recibió en 2011 de parte de la Fifa como remuneración supuestamente por un trabajo de asesoría al entonces presidente Joseph Blatter, que había acabado en 2002 sin mediar contrato escrito.