San Pedro Sula. En el mes de la madre hondureña, las principales instituciones, asociaciones y organizaciones de país, eligen a una representante que reúna las cualidades admirables entre las progenitoras, pero sobre todo, que simbolice la imagen y carácter del título que se le otorga.
El Club Hondureño Árabe de San Pedro Sula, sus miembros y junta directiva, determinó otorgar en este año 2017 ese honor a la señora Naval Canahuati viuda de Burbara.
Además de una audaz empresaria, Naval es una madre ejemplar; tiene 12 nietos y una bebé más en camino. Tiene 2 hermanas fabulosas: Ferial y Julieta, además de 2 hermanos varones: Elías y Juan, con quienes tiene una estrecha relación.
Compartió su vida durante 45 años con su esposo, José Yaudet Burbara Canahuati (QDDG) desde 1970, con quien procreó 4 hijos: Yaudet, Siham, Nadia y Elías Jorge; todos, exitosos padres y madres que continúan el legado educativo de sus padres.
“Para mí lo más importante es mi familia, dejo todo por ella; primero es mi familia y después mi trabajo”, aclaró la ejemplar madre y empresaria.
“De unos años para acá, después de que se casaron mis hijos, es una tradición almorzar todos los domingos en familia. Antes solo eran los domingos, ahora es sábado y domingo”, dijo.
Aunque pretende mantener un perfil bajo, le es muy difícil, ya que su perfil empresarial y múltiple participación en la colaboración social para con su prójimo resulta demasiado evidente.
Es considerada por la ciudadanía como una de las empresarias más prosperas de San Pedro Sula.
Junto a su esposo fundaron varios negocios, entre ellos: Almacén El Barón, Confecciones El Barón (Actualmente Parque Industrial El Barón), Comisariato Los Andes S.A. (Supermercado), Inversiones El Carmen S.A. (Inmobiliaria), La Ensenada Operadora Turística S.A. (Hotel La Ensenada Beach Resort & Convention Center en Tela, Atlántida.
Por su temple en los negocios, se desempeña en la presidencia del consejo administrativo del grupo de empresas de las cuales es su fundadora.
Su curriculum educativo-social es tan amplio, que resulta un poco difícil resumirlo; sin embargo, su mejor carta de presentación es su propia vida, la de sus hijos y la opinión de las pocas amistades que tiene, además de quienes trabajan con ella en alguna de sus empresas.
De carácter recto y mirada cálida, doña Naval considera que lo más importante es mantener el orden en el hogar y los hijos. Su rutina diaria es enérgica y saludable.
Muchos escritores internacionales relevantes consideran que “para ser buenos padres, hay que ser buenos hijos”; esta teoría es real en la vida de doña Naval.
Ella es hija de Neyib Canahuati y Margarita de Canahuati, de quienes conoció los principios morales educativos y la forma de desarrollarse para estar al frente de una empresa, sin importar su magnitud.
“Recuerdo que al morir mi madre, tenía largas conversaciones con mi padre. Aprendí mucho de él. Todas las noches cenaba con él; compartió conmigo sus ideas…sus sueños. Yo nunca dejé de acompañarlo”, confesó.
Con paso ágil y determinante, Naval Canahuati viuda de Burbara hizo un breve recorrido por las instalaciones de una de sus exitosas empresas. Marcada por el papel de buena hija, esposa y madre, además de una empresaria exitosa, el peso de la responsabilidad parecía liviano al estar frente a sus hijos y nietos…su familia…su tesoro. Así es la madre del Club Hondureño Árabe 2017.
Por: Dayana Ortíz / Fotografía: Hugo Díaz