Después de protagonizar películas como la saga original de Mad Max o Arma Letal y después pasarse detrás de las cámaras para dirigir filmes como La Pasión de Cristo y Apocalypto, Mel Gibson trae a los cines un nuevo proyecto que verá la luz el próximo 4 de noviembre.
Hacksaw Ridge, que así se titula la nueva cinta del director, narra la historia real de Desmond Doss, el primer objetor de conciencia que recibió la Medalla de Honor. El filme recoge la hazaña por la que Doss, interpretado por Andrew Garfield, consiguió salvar por lo menos 75 vidas durante la terrible batalla de Okinawa de la Segunda Guerra Mundial sin empuñar un arma ni disparar un solo tiro.
La actuación de Garfield ha cosechado grandes críticas incluso antes de que la cinta se distribuya en los cines comerciales, y cuando Hacksaw Ridge se presentó en la Edición 73 del Festival de Cine de Venecia recibió una ovación que duró diez minutos.
“No fueron 10 minutos. Fueron 9 minutos y 48 segundos”, broméo Gibson durante nuestra conversación telefónica.
Humor aparte, el director reconoció que había sido una grata experiencia ver reconocido el trabajo que él y su equipo habían dedicado al filme. Este fue rodado en la Australia natal de Gibson y donde comenzó su carrera, con un elenco de actores en su mayor parte de este país salvo las notables excepciones del americano Vince Vaughn y Andrew Garfield, que tiene la doble nacionalidad británica y estadounidense.
Para su reparto, Gibson no tiene más que palabras positivas. “Necesitas un experto para encarnar al personaje [de Desmond Doss], y creo que Andrew encontró la esencia de Doss y lo hizo muy bien. Y Vince Vaughn, Luke Bracey, Hugo Weaving, Sam Worthington, Teresa Palmer… Todos los actores fueron magníficos. Estoy muy feliz y complacido”.
Cuando Gibson recibió el guion, cuenta, afectó antes a su corazón que a su cabeza. “Ese siempre es un buen lugar para comenzar. Esta es la historia de un hombre que es una increíble inspiración, sobre el que quieres seguir investigando para poder entender cómo hizo lo que hizo”, explica. “Quería saber más y ayudar a contárselo a otros”.
La historia de Desmond Doss había estado durante años en lo que se conoce como “production hell”, un limbo en el que buenos guiones pueden perderse indefinidamente mientras diferentes productoras, directores y actores se suman para luego caerse del proyecto sin que llegue a materializarse. Ahora, por fin, la historia de Doss es recuperada por el séptimo arte para la audiencia contemporánea.
“No hago películas para una élite, quiero que el mayor número de personas posible la vean y la disfruten”, recalcó. “Quiero compartir esta historia con otros para que también les afecte, les inspire”.
La historia de Doss ya había sido retratada en un documental, The Conscientious Objector, que contó con testimonios del propio héroe antes de que falleciera en 2006. Esta adaptación fílmica tiene el potencial de llevarla a una audiencia más amplia, con la que puede volver a resonar muchos años después de tuviera lugar.
“Esta clase de historias son atemporales y universales, porque estamos hablando de fe, coraje y convicción”, reflexiona Gibson. “La guerra siempre es algo horrible, pero aquí tienes a un hombre que entra en el conflicto sin ser un combatiente [Doss trabajó como médico durante la guerra] y hace todo lo que puede por sus camaradas, y lo que cree que Dios quiere de él.”
Un mensaje, apunta, que es especialmente importante a día de hoy, con el mundo sumido en enfrentamientos. “Es bueno fijarse en alguien que consigue superar ese conflicto”.