El legendario Michael Phelps sumó este martes su vigésimo primer oro olímpico al ganar los 200m mariposa y los relevos 4 x 200m estilo libre en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro-2016.
En su primera prueba, Phelps registró un tiempo de 1:53.36 en un duelo cabeza a cabeza con el japonés Masato Sakay. El podio lo completó el húngaro Tamas Kenderesi, mientras que el defensor del título, el sudafricano Chad le Clos, terminó cuarto.
En cuanto a la prueba de relevos, Lochte, del equipo de Phelps, le dio a Estados Unidos una significativa ventaja en el tercer relevo con una diferencia de hasta dos segundos de sus rivales y Phelps, en su quinto Juego Olímpico, tocó la pared a los 7 minutos y 0,66 segundos.
Es la segunda vez que Michael Phelps sube a los más alto del podio desde su regeneración, que termina con los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro. Éstas saben distintas, se sienten diferentes con su novia e hijo celebrando a su lado.
Phelps decidió que necesitaba cambiar en la celda de una comisaría de Baltimore, adonde pasó la noche del 29 de septiembre de 2014 tras ser arrestado por conducir en estado de ebriedad. La vida que adoptó después de su retiro precoz en Londres no podía seguir.
Dejó atrás a los “amigos” tóxicos, se comprometió con Nicole Johnson, hizo las paces con su padre y se sintió realizado con el nacimiento de Boomer. Y en la nueva y definitiva etapa de su vida no podía faltar la natación.
En Río “podré terminar mi carrera de la manera que quería”, indicó poco después de llegar. “Me estoy divirtiendo de nuevo, estoy disfrutando lo que estoy haciendo (…). Tengo la cabeza clara dentro y fuera de la piscina”, indicó.
‘Necesitas cambiar’
En la celda, recordó Phelps en una entrevista televisada, alguien le dijo que “necesitaba cambiar, volver a enfocar las prioridades”. De aquel Phelps inmaduro al padre de familia de 31 años, que dedica sus medallas a Nicole, a Boomer y a su madre Deborah en las tribunas.
Ese es el aplauso que más le importa, que más siente. Su experiencia lo convierte en una especie de figura paterna para la joven generación de relevo de Estados Unidos. “Estos chicos son algo especial y se siente muy bien poder pasarles el testigo y dejarles el escenario”, expresó.
Fue así como fue el brazo del que se apoyaron Ryan Held y Caeleb Dressell para subir al podio llorando de la emoción tras ganar los 4x100m libres, la primera medalla de oro para ellos, la decimonovena para
Phelps. “Oh Dios, nos hicieron llorar, los más jóvenes comenzaron a llorar, yo comencé a llorar y les dije que estaba ok llorar, es bueno ver estas emociones”, contó después.
Apoyó igualmente a Lilly King en sus críticas a la rusa Yulia Efimova, que el lunes ganó plata en los 100m pecho en medio del escándalo de dopaje en su país que dejó a una centena de atletas fuera de los Juegos. “Algo tiene que decirse, es un poco triste hoy en el deporte en general, no sólo en la natación. Hay gente que da positivo y se le permite volver al deporte, y múltiples veces”, criticó.
El renacer
La carrera de Phelps arrancó en en los Juegos de Sídney-2000. En aquella oportunidad llegaba con la ilusión ganar una medalla, de cualquier color. Se tuvo que conformar con un quinto lugar en los 200 m mariposa, pero cuatro años después fue la gran estrella de los Juegos de Atenas, con seis medallas de oro y dos bronces.
En Pekín-2008 arrambló con ocho oros y comenzó a tejer su leyenda. Pese a la deuda de entrenamiento, la edad y deficiencias técnicas por la falta de preparación, fue capaz de clasificarse a sus quintos Juegos Olímpicos, primer nadador estadounidense que logra esa hazaña, y mucho más sumar medallas.
De aquellos momentos oscuros de su historia destaca su arresto por manejar ebrio en 2004, dos meses después de regresar de los Juegos Olímpicos de Atenas con seis medallas de oro y dos de bronce.
A comienzos de 2009, meses después de sus ocho metales dorados en Pekín-2008 y ser declarado el nadador más laureado de la historia olímpica, se vio obligado a admitir un comportamiento lamentable, tras la publicación de una foto en la que aparecía utilizando un bong (pipa de agua), aparato utilizado para fumar marihuana.
No fue procesado por faltas de pruebas, pero la Federación Estadounidense de Natación (USA Swimming) lo suspendió por tres meses, y anunciantes como Kellogg’s le retiraron su auspicio publicitario.
Después vino su segundo tropezón con la bebida, que pagó además con una suspensión que lo privó de competir en el Mundial de 2015, lo que retrasó su preparación rumbo a Rio. Pero si dicen que los golpes enseñan, Phelps considera haber recibido ya bastantes y tener aprendida la lección.
El nuevo Phelps se mantiene como el deportista más laureado de la historia con 24 medallas, 20 de ellas doradas, una leyenda del Olimpo deportivo, pero ahora tiene el retiro que quería, el que le quiere contar a Boomer cuando crezca.