Saltillo, México.- Otro hondureño que formaba parte de la caravana irregular de migrantes murió en esta ciudad mexicana luego de ser arrollado por el tren tratando de cruzar a los Estados Unidos.
El fallecido respondía al nombre de Josué Arcángel Quintanilla Tábora, de 23 años, y era originario de Macuelizo (Santa Bárbara); es la undécima víctima mortal de esta movilización que salió del país en octubre pasado con intenciones de obtener asilo en Estados Unidos, propósito que hasta el momento ninguno de los participantes ha logrado.
Quintanilla Tábora llegó a México con la caravana y al ver que no habían probabilidades de poder ingresar a Estados Unidos en grupo, como lo esperaba, decidió separarse e intentar cruzar la frontera en el tren, pero lamentablemente fue arrollado y estuvo varias semanas hospitalizado con múltiples lesiones que finalmente le cobraron la vida.
No se vayan
“Ahí dicen que viene otra caravana; yo no estoy de acuerdo con eso. Mi mensaje a las madres es que no permitan que sus hijos se aparten de ellas, porque no están seguras de que ellos puedan regresar. El demonio les da el mal pensamiento a las personas para que dejen el país botado”, fue el llamado que hizo doña Nora Amelia Tabora, madre de Josué Arcángel.
Doña Nora se encuentra en Saltillo (Coahuila, México), hasta donde viajó con una visa humanitaria que le gestionó la Secretaria de Relaciones Exteriores de Honduras para poder cuidar a su hijo mientras estaba hospitalizado.
Acongojada, la madre de Quintanilla Tábora relató los días tristes que pasó en el hospital mexicano cuidando a su hijo, quien, a pesar de estar consciente, no podía hablar, por lo que se comunicaba con señas, y al preguntarle si quería regresar a su país y ver a su hermana, con la cabeza le decía que sí y que ya no quería estar en México.
“Los doctores lo ofenden a uno, los primeros ocho días yo sólo pasaba llorando, llegaban muchas enfermeras que me decían cosas muy duras; viéndolo bien, es cierto. ¿Qué viene hacer uno aquí? Uno debe estar en su tierra. El niño (Josué Arcángel) escuchaba tantas cosas y él se ponía a llorar. Yo sólo deseaba irme a mi casa”, añadió.
“No se vengan de su tierra. Allá uno sea como sea come, nadie se muere de hambre; ellos se vienen porque quieren prosperar, tener sus buenas cosas, dinero y sus carros, pero como pobre siempre uno vive en el país. Para mí, que no se vengan”, manifestó doña Nora.
Reafirmó su llamado para que sus compatriotas se queden en Honduras, porque “aquí se viene a aguantar hambre, frio y a sufrir. Los golpean, los matan los trenes; si se vinieran legalmente con su visa, ahí no les pasaría nada, pero caminando es un riesgo”.
Actualmente se están haciendo los trámites de repatriación de Josué Arcángel, por lo que en los próximos días doña Nora regresará con su cadáver para darle cristiana sepultura en la ciudad de Quimistán.