La alegría del triunfo de su marido, Donald Trump, tras las elecciones de Estados Unidos, se empaña con el estupor de Melania al saber que numerosas marcas de moda norteamericanas se han negado a vestirla.
Vera Wang, Jason Wu, Marc Jacobs, Joseph Altuzarra, Thakoon, Donna Karan, Calvin Klein, Diane von Furstenberg, Prabal Gurung, Michael Kors o Georgina Chapman (directora creativa de Marchesa) se declararon abiertamente demócratas y apoyaron la candidatura de Hillary Clinton, de modo que vestir a Melania se hace incompatible con su ética y sus valores.
A ellos se suma Sophie Theallel, la encargada de los looks de Michelle Obama, durante estos últimos ocho años. La diseñadora francesa ha hecho pública en su cuenta de Instagram su decisión de no vestir jamás a la mujer de Trump.
Michelle Obama consiguió convertirse en icono de moda gracias a las clases de estilo que recibió y al trabajo que hicieron con ella los diseñadores. Ahora, es Melania quien se ha convertido en el centro de todas las miradas y su estilismo se analiza al detalle. A los analistas les servirá ver cómo viste para conocerla mejor. Su ropa hablará de ella.
Y de momento, no parece que hable en inglés, ya que la bella mujer de Trump, hasta ahora, ha lucido en sus apariciones públicas prendas de diseñadores como Gucci o Ralph Lauren, quien firmó el mono blanco de seda de corte asimétrico, que lució durante el discurso del magnate tras su victoria.
Se habla ya del grandioso guardarropa lleno de elegantes y refinados modelos de Valentino, Louis Vuitton, Karl Lagerfeld, Versace, Manolo Blanik, Yves Saint Laurent…, que posee la ex modelo. Ella compra su propia ropa y elige sus propios outfits. Mientras que para ofrecer su discurso se basó en el que ofreció Michelle Obama en su día. En moda parece que se basta ella sola. Sus gustos son afines a los de su marido, fiel a la marca italiana Brioni, frente a la apuesta que hizo su predecesor, Barack Obama, al vestir los trajes del sastre Hart Schaffner Marx, confeccionados en Estados Unidos.
A raíz de esto, la editora de la sección de moda de The New York Times, Vanessa Friedman, se ha aventurado a decir que el triunfo de Trump puede marcar el fin de la relación entre la moda y el poder. Y aunque el magnate ha asegurado que apoyará el resurgimiento de empresas estadounidenses, muchos de sus productos se fabrican fuera de Estados Unidos. La polémica está servida.
Atípica, despampanante, glamourosa, y a la par discreta, Melania, víctima de este boicot del mundo de la moda, se ha convertido en la gran afectada del éxito de su marido. ¿Quién vestirá a la Primera Dama?