EGIPTO. Luego de la ceremonia de bienvenida en el Aeropuerto Internacional de El Cairo, en Egipto, el Papa Francisco se trasladó en automóvil al palacio presidencial para dar una visita de cortesía al presidente de la república de Egipto, Abdel Fattah Al-Sísi.
Esta mañana, después de despedirse de la Nunciatura Apostólica, y de saludar, entre otros, a un grupo de niños de la Escuela Comboniana de ese país, el Santo Padre Francisco se transportó al “Air Defense Stadium” de El Cairo.
A su llegada dio una vuelta en papamóvil entre los fieles reunidos y a continuación, presidió la celebración eucarística
Consciente de las dificultades reales y también de las psicológicas, el Papa mencionó ambas en el pasaje central de su discurso a los católicos egipcios.
En tono realista pero a la vez vigoroso, se dirigió a esa pequeña comunidad de 270 mil personas, prácticamente invisible al lado de los diez millones de coptos, a su vez minoría junto a 90 millones de musulmanes.
“Una persona dedicada a evangelizar no puede dejarse arrastrar por la desilusión y el pesimismo; debe ser generosa y saber ser padre cuando los hijos la tratan con gratitud pero, sobre todo, cuando no son agradecidos”, dijo claramente el religioso.
En su mensaje incluyó el tema “La tentación y el faraonísmo” (la tentación de quejarse continuamente), típica de ambientes clericales, lo mismo que las tentaciones de “la murmuración y la envidia”.
D.O.
