El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, promulgó finalmente la nueva ley anticorrupción con la que el país pretende ganar algo de credibilidad de cara a una población harta de los desmanes de su clase política. La nueva norma supone un cambio importante en los mecanismos de control de la propia administración, los funcionarios y los contratitas del estado.
Sin embargo lo más llamativo, del en todo caso paso adelante dado por las instituciones mexicanas para superar la gran lacra del país, fue que el mandatario aprovechó de nuevo la oportunidad para pedir disculpas por el famoso escándalo de la bautizada como Casa Blanca. “Si queremos recuperar la confianza ciudadana todos tenemos que ser autocríticos, tenemos que vernos en el espejo, empezando por el propio Presidente de la República”, dijo Peña Nieto.
Acto seguido, el jefe del ejecutivo añadió, en referencia a la sospechosa compra de la ya famosa vivienda, que “en noviembre de 2014, la información difundida sobre la llamada Casa Blanca causó gran indignación. Este asunto me reafirmó que los servidores públicos, además de ser responsables de actuar conforme a derecho y con total integridad, también somos responsables de la percepción que generamos con lo que hacemos, y en esto, reconozco, que cometí un error“.
Tras esas sorprendentes palabras a las que no está acostumbrada el pueblo mexicano, pocos políticos han dado pasos similares en la larga historia de corruptelas del país, Peña Nieto concluyó el asunto diciendo: “No obstante que me conduje conforme a la ley, este error afectó a mi familia, lastimó la investidura presidencial y dañó la confianza en el Gobierno. En carne propia sentí la irritación de los mexicanos. La entiendo perfectamente, por eso, con toda humildad, les pido perdón”.
Luego, sobre la nueva norma por la que el secretario de la Función Pública tuvo que renunciar por la mañana, por tener ahora que ratificar su cargo el Senado, el presidente explicó que con el nuevo Sistema Nacional Anticorrupción “trabajaremos para erradicar los abusos de quienes no cumplen con la ley, de quienes dañan la reputación de millones de servidores públicos que se desempeñan de forma íntegra y honesta. Hay un antes y después de esta ley en la historia de México”.
Por su parte, el Ministro de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Zaldívar, aseguró que la ley obliga a los jueces del país a “reafirmar el compromiso absoluto del Poder Judicial en el combate a la corrupción e impunidad”. Sobre el importante cambio Zaldívar especificó que “la promulgación de este conjunto de leyes debe marcar el inicio de una nueva etapa en la que sea tangible que las cosas están cambiando, que las cosas se están haciendo de un modo diferente”.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados, Jesús Zambrano, habló de que “la gente espera que no se cometan más atrocidades y no quede funcionario público en la impunidad”, mientras que el presidente del Senado, Roberto Gil, manifestó que “México puede, en democracia y en su pluralidad, derrotar a la corrupción y reducir la impunidad. No necesitamos justicieros para consolidar un auténtico Estado de derecho y de derechos. Necesitamos incentivos correctos, procesos debidos y autoridades que funcionen bien”