Digamos, por darle un cierto toque de emoción al asunto, que nos centramos en los niveles de audiencia. ¿Logrará la Academia de Hollywood superar los niveles establecidos por Ellen DeGeneres hace dos años? Dependerá de Chris Rock y de sus arremetidas contra la institución que lo ha elegido por haber omitido, un año más, a todos los candidatos afroamericanos y latinos de las categorías individuales de los Oscar.
Porque lo demás, en principio, no despierta demasiada inquietud. Las quinielas son este año más sólidas que nunca, con algunos premios, como el de mejor director y el mejor actor, claramente decantados en favor de Alejandro González Iñárritu y de su sociofavorito, Leonardo DiCaprio, ambos por El renacido. Tanto, que de lo único que se habla en ese aspecto es de lo que dirán en sus discursos al subir a recibir el premio.
La suya es la cinta que en principio podría llevarse más premios y que parte con 12 nominaciones, por encima de las 10 de Mad Max: Furia en la carretera. Solo en esa categoría, la final, podría darse una combinación de factores interesante, con la posible irrupción de “Spotlight” entre las dos grandes favoritas.
Parece que aunque la cinematografía, la actuación y la dirección han convencido a la mayoría de los miembros de la Academia con derecho a voto al hablar de El renacido, la historia ha dejado fríos a muchos de ellos. Que si no es creíble, que es demasiado simple por tratarse de una simple venganza, y que al final deja un tanto indiferente, a pesar de la estética monumental de Emmanuel Lubezki.
Así que la batalla podría librarse en categorías de las llamadas secundarias: efectos visuales, edición de sonido, diseño de producción o vestuario, donde, por cierto, compite el único español incluido en la nómina este año, Paco Delgado por su trabajo en La chica danesa.
Emotivo será el Oscar a mejor actor secundario que todos han otorgado ya de antemano a Sylvester Stallone por Creed, en la que es la séptima entrega de la franquicia Rocky. Sería el gran colofón a su carrera, casi 40 años después de su otra nominación por su primera interpretación del púgil de Filadelfia.
En cuanto a las chicas, no habrá gloria para una de las grandes damas de la interpretación, Cate Blanchett. Tiene pocas opciones frente al papel de Brie Larson en Room” una cinta con muy poca aceptación de público que ha logrado, además, hacerse con un espacio en la categoría a mejor película.
También parece todo el pescado vendido en lo que a animación se refiere, con Inside Out como la única posible vencedora pese a la presencia de Anomalisa, la brillante cinta en stop motion de Charlie Kaufman.
Con ese panorama, difícil parece que la Academia obtenga un buen resultado en términos de audiencia, más allá del desfile de la alfombra roja y del discurso inicial de Chris Rock. La gala en sí apunta, un año más, a ser un bodrio de consideración.