Transcendió que el fallecido cantante estadunidense Prince también era un filántropo, pero siempre quiso mantener sus donaciones en secreto, según difundió una organización de beneficencia que ayuda a huérfanos afganos.
El famoso cantante y benefactor, muerto el pasado 21 de abril a los 57 años, donó miles de dólares a la ONG Ayuda para la Fisioterapia y la Rehabilitación para Afganistán (PARSA, por sus siglas en inglés).
Sus donaciones, gestionadas por la filántropa estadunidense Betty Tisdale, han sido destinadas al entrenamiento de 100 monitores de scouts que ahora animan a 2 mil niños, algunos de ellos huérfanos, difundió la organización de beneficencia Marnie Gustavson.
La labor altruista del genio de Minneapolis inició luego que su amiga Tisdale visitara el país en 2010, explicó Gustavson. Entonces, Tisdalem, de 87 años, quien murió el año pasado, ya era muy conocida por su trabajo con huérfanos en Vietnam durante la guerra en la década de 1970.
“Ella me preguntó qué proyecto necesitaba apoyo, y yo le conté sobre un viejo edificio que queríamos convertir en un centro de entrenamiento para monitores de scouts”, destacó Gustavson.
Tras su partida, me envió un cheque por 15 mil dólares.
“Me dijo que lo enviaba Prince”, contó y agregó que posterior a la primera donación siguió enviando partidas de 6 mil dólares anualmente sin hacerse ninguna publicidad al respecto.