Lo que tantas veces fue advertido, finalmente está ocurriendo. Y con dimensiones catastróficas.
Investigadores de la Universidad de Queensland, en Australia, detectaron esta semana daños graves en 95% de la sección de la Gran Barrera de Coral que se encuentra entre Cairns, en la costa nororiental australiana, y Papúa Nueva Guinea.
Sólo cuatro de los 520 sectores analizados estaban a salvo del llamado “blanqueo” coralino.
Pero, ¿qué tan grave es este daño?
La Gran Barrera de Coral es la estructura viviente más grande del mundo y se extiende entre la costa de Queensland, al noreste de Australia, el sudeste de Nueva Guinea y al sur de Papúa Nueva Guinea. En total recorre una distancia de 2.600 kilómetros, por lo que puede ser vista desde el espacio.
El masivo blanqueo del coral, que puede conducir a su muerte, se origina por el incremento en la temperatura de las corrientes marinas que atraviesan el área de la barrera. Según los científicos, la temperatura del mar se ha incrementado como consecuencia del cambio climático producido por la acción del hombre, y el fenómeno de El Niño, lo que genera que los océanos absorban cerca de 93% del calor que se siente en tierra firme.
El coral es muy sensible al calor y sólo una variación de 1º C sobre la temperatura promedio, durante pocas semanas, puede originar el blanqueo. El blanqueo se produce cuando, por el cambio de temperatura en su ambiente, el coral expulsa las algas conocidas como zooxantelas.
Como consecuencia, los corales adoptan una tonalidad blancuzca donde antes se apreciaban colores vivos. En condiciones normales, el coral se puede recuperar, pero es un proceso que toma décadas. Y si el cambio ambiental se mantiene, el coral simplemente muere.
El daño
Aunque algunos expertos consideran que aún es prematuro formular pronósticos sobre la recuperación del daño registrado, científicos afirman que la mortalidad en el área analizada alcanza hasta un 50%.
Hasta esta fecha, el peor episodio de daño al arrecife se había registrado en 2002, cuando se detectó un daño del 18% en ese mismo sector.
Nick Heath, portavoz del Fondo Mundial para la Naturaleza (en inglés World World Wildlife Fund), comentó que la zona norte de la barrera ha actuado como un banco de material genético para recuperar el lado que se encuentra más al sur.
“Hemos trabajado para salvar la barrera en los últimos años y siempre asumimos que el banco norte se mantendría protegido, resistiendo episodios de blanqueo como los registrados en el pasado. Ahora estamos viendo que su vida pende de un hilo“, advirtió Heath.
¿Rescate tardío?
La Unesco aprobó el año pasado que se incluyera la Gran Barrera de Coral en la lista de áreas consideradas Patrimonio de la Humanidad en Peligro (World Heritage in Danger), pero grupos ecologistas piden ahora que se reevalúe esta decisión teniendo en cuenta los daños recientes.
“Lo que estamos viendo es la consecuencia inequívoca del cambio climático“, aseguró el profesor Justin Martin, de la Universidad de Queensland. “En la convención de París sobre el clima, básicamente todo el mundo estuvo de acuerdo en que se trataba del efecto de cambio climático, y estamos viendo sus efectos en nuestros arrecifes”.
El Departamento de Medio Ambiente de Australia anunció que destinará fondos municipales y nacionales por US$1.500 millones a un proyecto para proteger la Gran Barrera de Coral durante la próxima década.
Hay quienes se preguntan si ya es demasiado tarde y han cuestionado la aparente pasividad del gobierno australiano para actuar frente a esta situación. De hecho, los críticos llaman la atención sobre el hecho de que los voceros oficiales evitan mencionar el cambio climático como una de las razones del desastre. Pero el gobierno insiste en que está haciendo todo lo que está a su alcance para proteger la Gran Barrera de Corales.