En el impactante estadio de San Petersburgo, Rusia y Egipto abrieron la segunda fecha del Grupo A ante más de 68.000 personas. Tras la goleada cosechada en su debut frente a Arabia Saudita, los dueños de casa se presentaron con una actitud agresiva en busca de una nueva victoria para concretar el deseo de avanzar a los octavos de final.
Sin embargo, Héctor Cúper dispuso del regreso de Mohamed Salah, la figura del Liverpool que se perdió el primer encuentro por la lesión que sufrió en la final de la Champions League. Si bien el máximo goleador de la Premier League no llegó al 100% desde el aspecto físico, su presencia le dio jerarquía al once inicial.
La paridad del duelo no permitió lugar a llegadas. La individualidad de Trézéguet y la potencia física Dzyuba eran los argumentos más sólidos para quebrar el cero, pero la primera etapa se diluyó en intentos que fracasaron en las manos de los arqueros.
En el inicio del complemento sucedió lo inesperado: una catástrofe defensiva interpretada por Ahmed Fathy dejó indefenso a Mohamed El Shenawy y abrió el marcador a favor del combinado liderado por Cherchesov. El inesperado 1 a 0 hizo reaccionar al conjunto africano, pero la falta de efectividad de Salah no contribuía con la misión egipcia.
Con más espacios en la última línea, Rusia capitalizó sus acciones para convertirse en uno de los participantes más efectivos en lo que va del certamen. La proyección del paulista Fernandes y la definición de Cheryshev concretaron conquista que sirvió para extender la diferencia.
Lejos de lo que marcaban los pronósticos, a los 62 minutos Dzyuba transformó el triunfo en goleada. El gigante de 1.96 le rompió el arco al egipcio Mohamed El Shenawy y selló el 3 a 0. La efectividad de Rusia se mostraba en su máximo esplendor.
Cuando restaba un cuarto de hora para el final, un penal ejecutado por Salah sirvió para decorar un resultado que dejó a Egipto en las puertas de la eliminación. Si bien todavía no está nada definido, el encuentro que protagonizarán Uruguay y Arabia Saudita en Rostov podría concretar la clasificación del anfitrión y la despedida de los Faraones. Con 8 gritos en 2 compromisos, la revolución rusa la lideró Cherchesov.