Dentro del estadio, 73.000 personas. Fuera de él, frente a sus televisores, unos 120 millones. Todos, atrapados por el evento deportivo menos deportivo de todos: el Super Bowl número 51, la final del campeonato estadounidense de fútbol americano, que se jugará hoy, a partir de las 20.30 de Argentina, y enfrentará a New England Patriots con Atlanta Falcons.
Por supuesto, hay un título en juego. Los dos equipos, que avanzaron desde la temporada regular y sortearon con éxito los playoffs, jugarán por el trofeo Vince Lombardi, una fina copa de plata diseñada por la exclusiva joyería Tiffany & Co. Pero esta final, una de las cuatro grandes del deporte norteamericano (junto con el básquet, el béisbol y el hóckey sobre hielo), supera a cualquier otro choque decisivo en términos de su alcance extradeportivo. Ni el Mundial de fútbol ni los Juegos Olímpicos contienen el componente de espectacularidad y show consumista que engloba el Super Bowl. Vale repasar los datos que explican el fenómeno…
El estadio en que jugarán Patriots y Falcons es el NRG Stadium de Houston, Texas. Es el mismo en que se jugó la final del baloncesto universitario de los EE.UU. el año pasado y donde también se disputaron dos encuentros de la Copa América Centenario. A la ciudad le costó aproximadamente 80 millones de dólares poner en marcha el aparato organizativo, aunque está más que claro que el fin se justifica: por albergar este encuentro, el rédito será de unos 500 millones.
Quienes asistan al estadio serán verdaderos privilegiados. Según el sitio StubHub, propiedad de la compañía líder en el mundo de compraventa por Internet, eBay, en promedio las entradas para el Super Bowl costaron un 72% más que los boletos para la última final de la Liga de Campeones de Europa, que jugaron en Milán el Real y el Atlético de Madrid. Las más caras de esta noche, incluso, doblan en precio a las más costosas de aquella Champions (14.000 dólares contra 7.000).
En el territorio rey de la comida rápida en el planeta, este domingo será un día de consumo brutal. Se calcula que es el segundo día con más órdenes de delivery en todo el país, sólo superado por el Día de Acción de Gracias, y se estima que ocho de cada 10 televidentes pedirá su comida.
Dentro del estadio, en tanto, se venderán poco más de 11.000 conos de papas fritas, unas 8.500 alitas de pollo y más de 50.000 súper panchos.
Además, tanto hinchas como televidentes estarán listos para consumir la friolera de 35 mil toneladas de guacamole. El año pasado, en el Super Bowl 50, se consumieron 287 millones de paltas. Consecuencias:
1) Para bajar toda esa comida, hace falta mucha bebida. Y la cerveza es la compañía ideal para el público: se espera que se tomen 1.200 millones de litros.
2) Los lunes posteriores a la final del fútbol americano, cerca de dos millones de personas faltan a sus trabajos por estar -supuestamente- enfermos. millones de personas faltan a sus trabajos por estar -supuestamente- enfermos.
Tanto gasto en tickets, televisores y en comidas les da a las cadenas muchos motivos (léase billetes) para querer hacerse con la transmisión.
Tal es el interés que entre tres gigantes audiovisuales se repartieron los derechos: la FOX (que lo transmitirá este año), la NBC y la CBS.
Para esta noche, los 30 segundos de publicidad se cotizaron en cinco millones de dólares. En uno de los anuncios habrá un toque argentino:
Nintendo publicitará su nueva consola con un spot filmado en parte en la Facultad de Ciencias Exactas de Buenos Aires.
La última -y tal vez más importante- pata de lo extradeportivo tiene que ver con el espectáculo de medio tiempo, en el que se presentan artistas de los más reconocidos del mundo sin cobrar.
Tiene sentido: ¿cuántas veces tienen la chance de dar un concierto de apenas un par de canciones para más de 100 millones de personas? Este año, la elegida es Lady Gaga, que invitará al mítico intérprete de jazz Tony Bennett, de 90 años. Se especula con la posibilidad de que la cantante sobrevuele el estadio o se cuelgue del techo: su show costará unos 10 millones de dólares.
Muchos esperan ver si critica a Trump, ya que fue público su apoyo en la última campaña presidencial a Hillary Clinton.
¿La multarán como a M.I.A., a quien le demandaron 16 millones de dólares por hacer el “fuck you” en 2012?
Todo está listo para el espectáculo deportivo menos deportivo de todos. No porque le falte juego, sino porque le sobra show.
Mini guía para seguir el partido
Juegan 11 vs. 11 y los equipos rotan por completo según la situación. Ejemplo:cuando ataque New England, lo hará con sus 11 atacantes y enfrente estarán los 11 defensores de Atlanta (y viceversa). También hay “equipos especiales” que entran al mismo tiempo.
El equipo atacante tiene cuatro chances para recorrer al menos 10 yardas. Si lo logra gana cuatro intentos para recorrer 10 más y así sucesivamente. Si no, la pelota pasa al rival.
El mariscal de campo decide y ejecuta las jugadas de ataque. El de New England es Tom Brady;el de Atlanta, Matt Ryan.
Llegar a la zona de anotación es un “touchdown” y vale seis puntos. Tras él, se puede intentar un “extra point” (patada a los postes) por un punto o un “try de dos puntos” (llegar otra vez a la zona de anotación).
Gol de campo: es una patada a los postes que vale tres puntos. También se pueden ganar dos puntos si la defensa derriba al ataque dentro de su zona de anotación (inusual).