Hace cinco años nadie sabía lo que era un data center. Hoy, cuando el móvil o mismo Google no funcionan, todo el mundo se acuerda de él. Y de esta sencilla forma introduce cofundador y CEO de DatacenterDynamics, George Rockett, la forma en que estas infraestucturas están cambiando el modo de vida. «Ahora se ha convertido en un servicio nacional crítico», resalta el experto.
Es cierto que todo el mundo habla de la nube como el nuevo modelo de servidores. «Es interesante porque generalmente se dice que es abstracta, pero la nube no es mágica.Requiere de muchos cables y servidores para asegurar que no cae», incide Rockett. Y entre las vertientes de cloud público, privado o híbrido, el experto recuerda que los servidores deben localizarse: «No pueden estar en cualquier lugar del mundo porque tenemos leyes».
De esta forma, dibuja un nuevo mapa de soberanía de datos en el mundo. Éste se divide entre los países neutrales y no neutrales. Los primeros adoptan un posicionamiento abierto e invitan a las compañías a realizar en ellos su inversión, instalar su negocio y establecer colaboraciones con otros países. Por contra, de carácter más restrictivo son los no neutrales, que consideran que la información de sus ciudadanos no debe ser procesada fuera de sus fronteras, estableciendo así una soberanía de datos.
Este paradigma está cambiando el ámbito de los centros de datos y, para comprenderlo, Rockett pone un ejemplo: «A lo mejor Microsoft quiere poner sus servidores en Bélgica porque les hace un buen precio, pero el gobierno alemán puede negarle la posibilidad de dar servicio en su país porque se encuentra en territorio ajeno». De hecho, el gobierno germano ha puesto la cortina en este sentido. Para ofrecer un servicio en la nube en Alemania es necesario tener los servidores en su territorio. El experto aventura que si esto se extiende a todo el mundo será un momento difícil para las empresas: «pensamos que la web era world wide, pero no lo es». Y así se comienza a configurar un mapa de países con soberanía de datos y otros que no, que tendrá una implicación directa en la localización de los data centre.
En este sentido, algo más transgresora ha sido la apuesta de Microsoft que recientemente anunciaba que instalará sus centros de datos en el fondo del océano.Considerando que se trata, puramente, de una carrera tecnológica, el experto opina que la multinacional perderá con una apuesta tan arriesgada. «Se están explorando nuevos métodos pero la tecnología todavía no ha llegado ahí», asegura.
Los data center se convertirán en un elemento fundamental para hacer viable el futuro internet de las cosas y las smartcities. Aunque es cierto que estas últimas, y de forma todavía incipiente, utilizan por el momento varios data centers de menor calibre esparcidos por toda la ciudad. Este paradigma de conectividad generará lo que el experto da en llamar zetaestructuras: «Es la forma en que el hardware, el software, la red y los datos confluyen». Además, se trata de cantidades de información que pasarían a medirse en zettabytes (10 21 bytes).
En este marco Rockett se refiere a un proyecto que ya se está llevando a cabo en Francia y que permite mejorar la eficiencia energética de los centros de datos. Y es que lo queplantean es la reutilización de la energía calorífica generada en los data centers -y que habitualmente es necesario enfriar con aire acondicionado– para abastecer de calor las viviendas de un edificio. «Utilizar el calor del data centre para calentar la casa es una solución para el futuro».
El experto apuesta por un escenario que implicará la desagregación de los data centers: «La necesidad no es centralizar sino, la posibilidad de procesar en cualquier lugar y la soberanía de datos impedirá esto». Y en esta ola tecnológica que requerirá cada vez más de infraestructuras potentes el inversor, Rockett, recuerda la frase del inversor tecnológico, Marc Andreessen: «El software se está comiendo el mundo», concluye.